El olfato tiene una capacidad enorme de asociar olores y emociones. Al oler evocamos sensaciones y recuerdos, a veces muy lejanos en el tiempo. Es una experiencia emocional en la que la razón no interviene.
Las personas podemos recordar el 5% de lo que vemos, el 2% de lo que oímos, el 1% de lo que tocamos y el 35% de lo que olemos.
El olor de un coche nuevo lo reconoces enseguida. Huele a éxito, a lujo, a alegría y a felicidad. Las marcas buscan esta asociación de olores y emociones. Cada marca quiere diferenciarse del resto. Por eso sus olores son diferentes entre sí. Todas incluyen el olor a cuero, que asociarás con el lujo y la fabricación artesanal. También el poliuretano y el poliéster, que reflejan su tecnología. Algunas marcas de lujo incluyen matices de madera y cera. Otras buscan olores más sutiles, casi “neutrales”.
Asociar olores y emociones tiene un potencial tremendo como herramienta de comunicación.
Los expertos en marketing y publicidad incorporan experiencia olfativas en sus estrategias y en sus proyectos. El neuromarketing está empezando a explorar formas originales de usar el olfato para reforzar la conexión emocional del público con las marcas comerciales.
Las marcas olfativas son tan poderosas como los logotipos o las marcas visuales.
En Pressentia estamos desarrollando proyectos innovadores en el campo del marketing olfativo. Aromas que potencian la inmersión en los universos virtuales de los videojuegos. Esencias que ayudan a entender el carácter de los vinos españoles. Olores que despiertan el recuerdo del agua pura.
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